¿Te suscribirías a un sitio para infieles?
¿Cuántas veces dudaste del concepto de fidelidad?
¿Es algo natural o es una imposición cultural? ¿El instinto animal está dominado por el cerebro? ¿Acaso el hombre nació para pertenecer a una sola mujer y viceversa?
Preguntas que muchas veces surgen en charlas, donde los puntos de vista siempre se inclinan por el lado de la fidelidad, porque en el fondo es lo que aprendimos: el amor para toda la vida, el sí ante el altar, la pareja estable, el padre de nuestros hijos y el final feliz.
Sin embargo, el nuevo Dios de todos los seres, Internet, abre caminos para que la tentación carnal se haga 3.0. Primero, con los chats, a fines de los 90, los posibles infieles empezaron a surfear entre conversaciones elevadas de tono y propuestas indecentes.
liberaba hormonas inmateriales
El anonimato que se adquiría entrando a esos primeros chats liberaba hormonas inmateriales y la gente se animaba a ir cada vez más lejos. Muchos llegaban a trasladar su fantasía a la realidad, mediante encuentros físicos.
Los artilugios siguieron evolucionando y así aparecieron los chats con cámaras. Ahí sí que los pervertidos y los juguetones tuvieron un instrumento para apagar los incendios que la monogamia les generaba, sin duda, ver es mejor que leer.
Pero la red de redes nunca termina de evolucionar o involucionar, depende de cómo lo queramos ver. Hace unos años apareció Facebook, un camino de ida para muchos. «Yo no tengo, no me hace falta», cuenta Leonardo.
Y minutos después confiesa que se tuvo que dar de baja porque le trajo más problemas que satisfacciones. «Están tus ex, minas del laburo. Mi novia no se bancaba los ´me gusta´ de otras mujeres. Ni hablar de que algunas veces te etiquetan en fotos que te incendian».
fotos ayudan a alimentar fantasías
El anonimato se pierde en esta red. Aunque las fotos ayudan a alimentar fantasías, siempre se trata de eso, fantasías. «Vi tu foto con ese micro short y me volví loco», acusa Mauro a Clari, una compañera de trabajo. Vale aclarar que él tiene una novia en la misma oficina.
Si bien incentivaba los ratones, nada de todo esto tenía como foco a los infieles, sino a los posibles infieles. A la gente que se tienta y disfruta de eso, sería más bien un elemento ideal para alimentar la histeria.
Hace unos cuatro años, un hombre de Países Bajos tuvo una idea un tanto polémica: crear Second Love, una página especial para personas que buscan tener relaciones sentimentales fuera de su pareja.
referencia: ohlala